El método Montessori es un estilo de educación que ofrece a los niños la libertad de trabajar por sí mismos en el desarrollo de cada área de su vida y así promover su independencia. De este modo, al aplicarlo se debe generar un ambiente con las condiciones óptimas que le permitan al niño tomar el protagonismo de su aprendizaje.
Las camas Montesori están diseñadas, como su nombre indica, para ofrecer este estilo de vida en el dormitorio de nuestros hijos desde que son bebés y, dependiendo del tamaño, hasta la adolescencia. Pero ¿cómo contribuyen en esta filosofía? Pues bien, sus dimensiones están adaptadas a la altura de los más pequeños de la casa, por lo que proveen la autonomía suficiente para que el niño pueda subir y bajar, cuando así lo desee, de su cama. Además, en algunos casos, el colchón podrá ser elevado a medida que su dueño crece, por lo que es un espacio que lo acompañará durante un largo tiempo.
A continuación...
Ventajas de las camas Montessori
- Fomentan la independencia. Las cunas convencionales mantienen a los niños atrapados y los vuelven dependientes de que sus padres elijan el momento de ir a dormir y de salir a jugar. Las camas Montessori, por el contrario, permiten que desde temprana edad los niños puedan decidir si desean permanecer en su lecho o levantarse para realizar cualquier otra actividad. Además, les permiten explorar su entorno cuando quieran y están adaptadas especialmente a la etapa de cada niño.
- Previenen accidentes graves. Al ser camas bajas (casi a la altura del suelo) las caídas que pueda tener un niño no serán más problemáticas que cualquier otra que tenga en un avance de su desarrollo, como dar sus primeros pasos, por ejemplo. Aun así, es importante tener toda la habitación alfombrada de forma preventiva.
- Estimulan el desarrollo. La libertad de movimiento es la mejor manera de favorecer la motricidad de los pequeños, ya que les da la oportunidad de aprender y practicar constantemente nuevas habilidades. Por otro lado, también apoyan el desarrollo cognitivo, al favorecer la toma de decisiones y la autonomía.
Es así como nos damos cuenta de que lo que parece una cuestión trivial (la elección del lugar donde va a dormir nuestro pequeño) puede convertirse en una oportunidad de afianzar su independencia y acompañarlo en su crecimiento. Por supuesto, si estás decidiendo entre comprar una cama Montessori o una cuna debes evaluar tus prioridades, ya que el uso de la primera requiere de paciencia y también puede resultar incómoda para el cuidador, puesto que es baja y debe agacharse para arreglarla y para atender al niño, pero también ofrece un sinfín de beneficios para quienes estén dispuestos a usarla.
¿Desde cuándo usar una cama Montessori?
No existe una edad específica para utilizar esta cama, pero resulta increíblemente útil cuando los bebés se inician en el gateo y en sus primeros pasos. Aun así, puede ser usada a partir de los 3 meses de vida y hasta que le quede pequeña. De hecho, la recomendación es iniciar al niño primero durante las siestas y, cuando los padres observen que su hijo se ha adaptado correctamente, dejarlo pasar la noche completa.
Además, si lo que deseamos es implementar la filosofía Montessori en la crianza de nuestros pequeños, tendremos que tener en cuenta que esto implica respetar los tiempos de cada niño como una persona única. No existe la edad ideal para comenzar el uso de esta cama, sino que, por el contrario, debemos estar pendientes de las señales que nos indiquen el avance necesario para que sus beneficios se aprovechen al máximo, al igual que estar cómodos como padres para implementar esta nueva etapa.
Consejos a tomar en cuenta si optas por una cama Montessori
- Asegúrate de que la abertura de la cama no esté obstaculizada para permitir el fácil acceso a ella. Recordemos que el objetivo principal es regalarle la mayor autonomía posible al niño, por lo cual es muy importante que pueda moverse sin problemas.
- Optimiza el espacio alrededor de su cama. Coloca alfombras que minimicen las caídas dolorosas y muebles que estén a su alcance.
- Coloca la cama en un lugar donde el niño tenga una visión completa del cuarto y que pueda acceder a la puerta de forma sencilla.
- Menos es más. Lo mejor es colocar solo lo más necesario en la habitación para que el niño no se sobresature y tenga menos distracciones a la hora de dormir.
Por último, es necesario aclarar que cada crianza es diferente y una cama Montessori no es la única manera de contribuir con la independencia de nuestros hijos. Si bien es verdad que tiene muchas ventajas, cada familia hace lo que mejor se adapte a su dinámica familiar, por lo que siempre escogerá las mejores decisiones y las más beneficiosas en torno a sus propias necesidades.
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